TORTUGA
Las tortugas marinas son de sangre fría pero pueden adaptar
su temperatura corporal de acuerdo a la temperatura en el ambiente. En
ocasiones, cuando la tortuga quiere aumentar su temperatura, nada muy rápido y,
en cambio, para enfriarse se sumerge a áreas más profundas. Se pueden observar
en todos los océanos y mares del mundo, en especial en la zona tropical.
Las tortugas marinas se caracterizan por tener un caparazón
que se une a ambos lado de su cuerpo en la parte de abajo del caparazón. Este
caparazón la protege de depredadores y de las variaciones en las temperaturas.
Las tortugas marinas no poseen patas pero tienen cuatro
aletas fuertes que le ayudan a nadar, arrastrarse en la arena y a cavar los
nidos. Su cuello posee 8 vertebras y, a diferencia de las tortugas terrestres,
no pueden introducir su cabeza dentro de su caparazón. No tienen dientes, pero
sí tienen unos picos bien filosos o cortantes en la parte superior de su boca.
Sus oídos son internos y muy eficientes. Poseen pulmones efectivos, los cuales
le permiten aguantar la respiración por mucho tiempo. También, tienen un
sentido de orientación muy desarrollado, ya que le permite regresar a desovar
en la misma playa donde nació. Se piensa que su orientación se debe al
magnetismo de la tierra.
Finalmente, las tortugas marinas pueden vivir entre
150 a 200 años aproximadamente.
La alimentación de las tortugas marinas depende de yerbas
marinas, algas, esponjas, moluscos, crustáceos, peces y corales, que le aportan
calcio para fortalecer el caparazón.
Algunas tortugas se caracterizan por comer
en su mayoría pequeños vertebrados, pulpos y medusas.
Las tortugas hembra vuelven a su playa de nacimiento a hacer
sus nidos para poner sus huevos. La hembra crea un hoyo en el que puede depositar
entre 50 a 200 huevos.
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